Paisajes











Ha llegado el verano y se ve un cambio total en el paisaje. La bruma ha despejado las montañas, al amancer se perfilan en la lejanía con  belleza inusitada; al atadecer buscamos cualquier altura que nos sirva de atalaya para mirar los crepúsculos. En la noche miramos el firmamento tumbados sobre la grama. Anonadados por la naturaleza,  vivimos cada día para convencernos de nuestra nimiedad ante el universo, pero a la vez sorprendidos porque somos seres maravillosos para comprender esto. Dios está ahi.  No puede ser de otra manera. Ahora con mi sencilla cámara, registro las imágenes de todas las montañas que han acompañado mi existencia. Cerro Bravo, Cerro Tusa, Los Farallones del  Citará, Lo cerros mellizos de la Pintada y una cinta de agua  pantanosa que serpentea entre ellas. Los pueblos se divisan a lo lejos sembrados de cafetales y platanales. Por sus carreteras van los campesinos a la recolección de la cosecha. Reconozco que este es mi mundo y me siento reconfortado por ello.

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