SUROESTE

La tragedia de Haiti, sus víctimas, sus edificios destruídos pasan una y otra vez por la mente. Cientos de ciudadanos comunes que nos vemos impotentes ante la tragedia, clamamos a los gobiernos solidaridad efectiva. Ante los desastres naturales no puede existir discriminación política  ni racial para ayudar a quienes sufren. Desde mi modesto blog de opinión clamo al mundo para que se hagan presentes ante nuestros hermanos de Haiti. Colombia ha recibido en sus desastres naturales el respaldo  de la comunidad internacional. Todos sabemos cuanto sirvió el apoyo moral en las tragedias de Armero y del Eje Cafetero (Caldas, Quindió y Risaralda)   La ayuda de las naciones y de la gente  es absolutamente necesaria para que Haiti supere la tragedia y vuelva a renacer. Dios sabe que así será.

Cada año, por estas calendas, decimos: volver a empezar. Comienzan nuestras jornadas de vida cotidiana, con la esperanza siempre de un mejor mañana. ¿Que es lo qué esperamos siempre? Paz, bienestar, felicidad, salud, dinero, amor y pare de contar. ¿Seremos infelices por qué siempre estamos en espera de algo? Debemos estar satisfechos con lo que Dios nos ha dado, pero no conformes porque siempre podemos esperar algo más de la vida. Leo mucho a la gente joven y no tan joven que han hecho a un lado a Dios, dicen tonterías como esta: "Dios nunca ha sido garantía de nada en la Tierra" Yo digo que Dios es nuestra única garantía. ¿Qué ganan los blasfemos, con denigrar de Dios? Todo se lo debo a Dios. Vida cotidiana. El regreso a la ciudad supone al la vez el regreso a la cotidianidad. Al trabajo, al estudio, a los compromisos económicos. De un tajo se acaba la vida cómoda que nos proporcionan las vacaciones. Nos queda sí,  el recuerdo de los paisajes vistos  y el recuerdo d