Cincuentenario de la Cooperativa de Andes


Cooperativa de Andes, un referente del café

EL ABUSO DE los compradores de café hace 50 años en Andes, llevó a los productores del pueblo a fundar la Cooperativa de Caficultores. Con medio siglo de existencia la entidad no sólo ha garantizado la compra del grano sino que ha evolucionado con los tiempos modernos.
"Nos iba mal con los compradores de café y agencistas de la época. Y si el precio estaba malo, pues no compraban porque lo que les interesaba era una utilidad alta".

Así recuerda don Antonio Ochoa Rondón, caficultor del municipio de Andes, las motivaciones que tuvo en el año 1961, junto a otros 40 productores del pueblo, para fundar la Cooperativa de Caficultores de Andes.

De la primera Asamblea General de Socios, en el Teatro Minerva, con la participación de 41 fundadores y la asistencia del Comité Departamental de Cafeteros y el Consejo Provisional de Administración, han transcurrido 50 años y hoy, en la celebración de las Bodas de Oro (en el Hotel Intercontinental), la administración de la Cooperativa insistirá en que se ha consolidado como el principal proyecto social y empresarial del Suroeste antioqueño.

Multiplicación de asociados
De los 41 fundadores de la cooperativa sobreviven siete, uno de ellos, don Antonio, quien explica que para los inicios se ordenó realizar actividades en los municipios de Andes, Betania, Jardín y más adelante se amplió el radio de acción a Hispania, Ciudad Bolívar y el Carmen de Atrato, en el Chocó.

Con 4.000 asociados en esas localidades, las riendas de la entidad las lleva desde hace nueve años Luis Bernardo Benjumea Martínez, quien destaca de su gestión la implementación de los nuevos mecanismos de comercialización de café como las operaciones de venta en la Bolsa de Nueva York, ventas de café a futuro, operaciones de exportaciones directas, la fidelización de sus asociados y las certificaciones de trazabilidad.

"No es la cooperativa más antigua del país, pero es la más grande por activos (82.467 millones de pesos), por patrimonio (58.808 millones de pesos) y por aportes sociales (12.270 millones de pesos)", resaltó Benjumea.

Cafés especiales
Con 90 calendarios a la espalda, don Antonio asegura que la actividad cafetera hace 50 años era más reposada que ahora. "En ese entonces no había la producción tan grande de café que hay en estos días, se trabajaba en menor escala y las cosas eran muy distintas", dice.

En contraste, Benjumea hace referencia al vértigo con que se hacen los negocios actualmente y enumera las múltiples labores que se deben cumplir para, en últimas, lograr el mejor precio posible para el caficultor.

"El 35 por ciento del café de la cooperativa se vende como cafés especiales. Tenemos productores certificados en UTZ, un sello de calidad con el que las fincas deben garantizar condiciones dignas para el trabajador, el caficultor y su familia. Otros con la certificación Rainforest , con la que el productor está comprometido con los estándares de calidad en armonía con el medio ambiente. Y tenemos caficultores con certificación FLO, que garantiza bienestar para el caficultor y su grupo familiar", explica el gerente.

En 2010, las fincas con esas certificaciones vendieron 7,95 millones de kilos y sus 3.411 productores recibieron un sobreprecio, que sumado, alcanzó los 985 millones de pesos.

Más negocios
En su afán de cumplir a cabalidad su misión de "ser la mejor alternativa socioeconómica para los caficultores mediante la eficiente prestación de servicios", la actual administración le ha dado impulso a otros negocios.

Entre ellos, la Trilladora de Café La Pradera, que el año pasado procesó 14,81 millones de kilos de café pergamino seco, con una producción de 153.861 sacos, de los cuales 146.170 sacos fueron de grano excelso y 7.691 sacos fueron para el consumo nacional.

También se han consolidado las tiendas de 'Cafédelosandes', una estrategia de negocio dirigida a promover y diferenciar el consumo de café de alta calidad, tipo exportación, producido por los 4.000 asociados de la cooperativa.

Retos del futuro
Al referirse a los retos para los próximos 50 años, el gerente de la cooperativa apela a una frase: "tenemos más futuro que pasado".

Con ella, el directivo quiere significar que la tarea a continuar es la de trabajar por la calidad del café, mantener la fidelidad de los asociados y que la Cooperativa siga creciendo como empresa y retribuyendo beneficios a sus dueños.

Para don Antonio, un visionario que hace tiempo no asiste a las asambleas, asegura que son innumerables los beneficios que como fundador y socio aportante de 42.000 pesos, hace medio siglo, ha recibido para él, su familia y sus trabajadores.

"Ese fue un paso enorme, porque aseguramos la venta del café y el bienestar de los cultivadores, cosas que siguen siendo así", puntualizó.

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